Retrato de un panda

No sabía cómo suicidarme. Me estaba asfixiando por falta de amor, no podía seguir así. Un día, mientras comía, encontré la solución a mi delirio: morir ahogado con una pieza de bambú.

No supe cómo continuar, y mi solución fue quitarme la vida por la desolación tan grande en la que vivía; porque esa ausencia de amor te hace sufrir en una manera muy cruel, en especial cuando eres un panda encerrado en un zoológico.

Al no llegar mi amada, con mis ojitos tristes y negros me despedí del entrenador que me alimentaba y me tragué el bambú.