13.1.07

La última y hasta otra!

Serenidad exótica (III)

"Soy una sombra ya, estoy en una jaula y he perdido todas mis ilusiones. No veo mas que paisaje cortado por tubos de acero. Sólo me quedan recuerdos ahogados en un balde con agua caliente.

"Creo que me van a arrancar la piel a mordidas, quiero enterrarme en su memoria y mientras lo hago que me extirpen cada poro, este dolor me asfixia los latidos.

"Tengo los ojos entreabiertos y no quiero mirar a nadie, no sé si tengo rencor porque arruinaron mi felicidad o si sólo es una pesadumbre por la desolación de no volver a verla más. Creo que es la angustia de esta atrocidad la que me tiene muriendo lejos de ella.

"Sólo el reencuentro en la galaxia ajena la mundo, esa que añoramos cuando estábamos juntos me hace desear la muerte ya; sólo recordar un beso suyo me hace pensar en la reunión de nuestras almas, pero es una lástima que mi esperanza sólo sea ya pedacitos de memoria rotos en el deseo."

Por el resquicio del ojo derecho miro cómo el tiempo se derrite lentamente entre cada segundo del día, y cómo la noche se escurre en cada cúmulo de nubes.

"Observo cómo la sangre de mis heridas se derrama para lubricar mi piel reseca por la melancolía. La posición fetal entumió ya todos mis músculos, que delgados por la carencia de alimento no pueden estirarse para reacomodarse nuevamente.

"Las voces dicen que no valgo nada, que nadie daría ni un duro por mí; pero no es cierto, sé que ella daría toda la mierda que ha pisado por mi corazón, daría todo por la seca coraza que me cubre la razón y compraría cada oscuro pensamiento que me nubla los sentidos.

"Sin tiempo y espacio no puedo seguir porque alucino cada zumbido que acaricia mi oído, sin razón y lucidez no tengo sentido de la eternidad en la que estoy muriendo sin ella; porque si muero de hambre es morir por amor, porque si fallezco de insolación fue por pasión, porque si sucumbo de frío fue por delirio, pero si renuncio a ella es acabar con traición a nuestra efímera felicidad.

"Dudo aún por qué fue aberrante nuestro apego, por qué fue obscena la voluptuosidad con la que nos abrazábamos; pero cuando se adora con tal intensidad hasta Dios debe entender que este letargo sin ella es suficiente escarmiento.

"Pero sigo aquí, en esta jaula poderosa a mi alma, la que encierra mi debilidad ante la opacidad de los días y la que mengua mi voluntad para volver a su terso regazo."

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